Como eres de los que quieren encontrar una forma innovadora y diferente para celebrar y sorprender en este San Valentín, me he propuesto ofrecerte una fórmula delicada, dulce y sencilla. Entiendo que mucha gente promete cosas increíbles, como la luna o bajar una estrella, prometen villas y castillas, ¿y sabes qué es lo malo? No es la cursilada de la promesa, lo peor es cuando sienten que no serán capaces de hacer rodar una luna llena hasta sus pies o meter el resplandor de un lucero en una cajita de regalo, y entregárselo de rodillas en el parque a media tarde. Esas promesas, que se han hecho siempre y que más allá de un sonrosado en los cachetes, no podrán alcanzar nada más. Con eso ya no es suficiente, los tiempos han cambiado.
Yo tampoco te haré promesas, y como sé que estás buscando algo innovador, aquí te dejo mi receta de la panna cotta, que traducido literalmente del italiano se diría “crema de leche cocida”, esta versión, de frambuesa y chocolate, es sutil, ideal y fácil de hacer. Pero si eres de los que, como yo, aborrecen esas falsas promesas, antes te sugiero que le traigas a la cama, en el momento del día en el que el sol le levanta la falda a la montaña, unos croissants recién horneados, un mangú de guineítos con plátano maduro en forma de corazón, su guarnición preferida y una rosa en una flauta. Luego le preparas su comida favorita, y con el amarillear de la tarde y entre sonrisas, deja que se deslice dulce y suavemente nuestra panna cotta, esa que hiciste bien temprano y pusiste en la nevera para que se enfríe, se cuaje perfectamente y se desmolde bien formada y con su brillo natural.
Y no sigas prometiendo abrazar el ardor con las manos, porque no te funcionará.
Mejor cambias fresas por frambuesas de las que reposan fríamente en los congeladores de los supermercados. Pero el chocolate no lo sustituyas, asegúrate de que sea chocolate chocolate, de ese que levanta el orgullo dominicano por medio mundo y que cada vez se hace más fácil conseguir en nuestras tiendas.
Mejor cambias fresas por frambuesas de las que reposan fríamente en los congeladores de los supermercados. Pero el chocolate no lo sustituyas, asegúrate de que sea chocolate chocolate, de ese que levanta el orgullo dominicano por medio mundo y que cada vez se hace más fácil conseguir en nuestras tiendas.
Pero piénsatelo bien, te lo reitero, porque quizás tu pareja quiera que seas más original y moderno, quizás disfrute como Dios si le brindas la acostumbrada sorpresa de un abrazo bajo la única luna de este febrero. Porque en estas fechas se prometen muchas cosas, recuérdalo, y en la promesa se pierde la magia y en la espera se va la vida. En vez de prometerle un lucero, y hacerla esperar a que caiga la luna, por una vez cógela fuertemente de la mano, llévala a mirar al infinito y pon a la luna de testigo, que esas cosas simples no tienen precio.
Pero primero habrás abierto la botella de champagne, desmoldado nuestra panna cotta de frambuesa y chocolate y, habiéndola servido sobre una salsa cremosa de coco, deja que la emoción ilumine por completo su rostro.
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